Esta tarde, cuando Iván Marcone camine serenamente hasta el círculo central, se coloque unos pasos por delante de la fila de sus diez compañeros y levante los brazos hacia los cuatro costados de la Bombonera quizás esté empezando a bajarle la persiana a lo que él mismo definió alguna vez como “sueño de su vida” y “punto más importante de su carrera futbolística”: jugar en Independiente, el club del cual es hincha fanático desde que tiene memoria.